domingo, 15 de marzo de 2015

Estar bien

Se te ocurrió decirme: estamos tan bien y ni siquiera estamos. Ni siquiera somos. Ni siquiera...nada. Estamos bien, es una realidad. Disfrutamos cada momento sin estar. No existen peleas, sólo reímos. Hablamos, cada momento tenemos una nueva anécdota. Me hablas de tus desamores, de tus tristezas, de tus alegrías. Y yo soy una espectadora de tu vida y aunque estoy participando a la vez no estoy ahí. Estoy como un anexo a tu vida. Te escucho, te entiendo. Imagino cada una de las palabras que vas a decir, sé cómo te hace sentir realmente cada situación que vivís. Sé que voy a ser la primera en saber que fue lo que te paso ese día. Sé que voy ser la última con la que hables. Sé que sólo te voy a ver en espontaneo. 

Te acaricio, te beso, te escucho y no emito ninguna palabra. Sé que en realidad esto lo tendríamos que hablar, que veas más de una visión, no es lo que buscas ahora, ni lo vas a buscar después. Necesitas alguien que solo quiera quedarse a tu lado en silencio, acariciándote y sólo hablando para decirte: todo va a estar bien.

¿Viste que la frase estar bien tiene muchos significados y a la vez ninguno? ¿Cómo puede tener un sólo significado si tiene tantos contextos? Me dijiste estamos bien sin tener en claro el concepto de estar. Te dije vas a estar bien sin tener realmente la seguridad de que eso suceda. Pero es lo que decimos ¿no? 
¿Algún día nos vamos a decir: esto no esta bien? Porque somos sinceros diciendo que esta todo bien pero a su vez estaríamos siendo sinceros diciendo que no esta todo bien. La ambigüedad del bien. La perdida del valor sobre el bien.

No te preocupes, yo me quedo a tu lado en silencio mientras te acaricio hasta esperar que te duermas y te olvides por unos momentos que no todo esta bien, sin hacer todas estas preguntas porque también esta todo bien.

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