martes, 28 de julio de 2015

Una de las partes de mí.

Todo lo que no decimos con palabras lo terminamos diciendo de tantas otras formas que al final era más fácil unir esas palabras que cualquier otra forma. 
Tengo tanto para decirte, tanto que no me dejaste decir en su momento, tanto que no me anime a decirte, tanto que dejamos pasar, que ahora todo eso lo tengo acumulado en noches de insomnio, en broncas, en tristezas.

Preguntarte de una vez por todas ¿Qué mierda querés? Es muy importante para mí incluir agresividad en mis palabras aunque quizás podría estar más tranquila, aunque no lo sienta tan agresivo ¿Por qué siempre volves pero nunca te quedas? O si queres empezamos por el hecho de que siempre volves aunque ni siquiera estén dadas las condiciones ¿Qué pasa? ¿Te volviste a quedar solo? ¿Por qué siempre sos la victima en tus historias? Venis, me tiras tu mochila de cosas y vos te vas, tu vida sigue igual pero ahora el peso también lo tengo que aguantar yo ¿A vos qué te cambia si siempre viviste igual?

¿Querés que te explique porqué te estuvieron pasando todas estas cosas? Todo lo que te pasa tiene una sola respuesta: Preferís el quilombo ajeno, preferis el bardo de otro porque hacerte cargo de tus propios problemas, no, eso si que no estuvo en tu mente nunca. Porque animarte a bancarte tus problemas, eso es un esfuerzo y un paso que vos no vas a dar. Te diste cuenta que si busco a tu yo del pasado, a tu yo de 18 años nadie se daría cuenta que paso el tiempo porque no pudiste avanzar pero tampoco retroceder, mantenes todo casi intocable en tu vida. Los amigos que se van perdiendo, la novia conflictiva, todo eso sigue, todo eso es mejor que tener que asumir lo que te pasa. Y tenes tu propio modus operandi: el conflicto siempre va para los mismos lados y vos sos el que nadie sabe porqué pero siempre cae atado al otro. Justo estabas ahí donde estaba el conflicto pero claro, vos nada que ver a todo, es todo casualidad. 

¿Querés qué te recuerde cómo te rogaba para que hablaras conmigo? Estoy segura que te acordas perfectamente como lloraba, como no te vas a acordar si lloraba todo el tiempo, para que me puedas contar que era lo que te pasaba y no me respondas: nada, tengo mambos
Hiciste que no tuviera palabras, hiciste que no tuviera tiempos y lo peor que hiciste fue abandonarme cuando más lo necesitaba más de una vez. 
Yo no se mucho sobre los vínculos pero si se algo que aprendí: no se deja a nadie cuando más lo necesitas porque eso hace que rompa todas las partes que tiene uno. Adentro queda todo roto y perdido. Y eso es lo único de lo que hay que pedir un ida y vuelta. Rompiste todo, lo destruiste. Ojala te quede de ejemplo, ojala te acuerdes que si estuve ahí a pesar de todas las cosas que rompiste y de todas las veces que no estuviste. 
Yo se que no te podes cuidar a vos mucho menos a alguien más pero, bueno acá viene la parte complicada, si ya sabes de antemano que no podes hacerlo no asumas esa responsabilidad. Asumir. Yo tengo tatuado soltar, vos podrías tatuarte asumir, creo que sería una gran palabra para vos. Las palabra nos van identificando.
Te perdoné que cambiaras lo nuestro por algo que no llegaba a nada, que dejame explicarte como fue: los primeros tres días habrán sido los mejores de tu vida porque claro, venías de tus mambos pero después todo se empezó a tornar raro, extraño y todo lo que hacías tenia su cuota de culpa. Ya habías ilusionado a otra más. Hasta que explotabas porque a vos todo te explota. Y claro que no ibas a asumir que lo mejor era ver qué te pasaba, todo sigue su curso. El show debe continuar. 

Ojala tu show siga y te dure, ojalá cambies el argumento y quizás los actores. Ojala lo puedas asumir. 

sábado, 4 de julio de 2015

Historias de Amor

Juan Cruz era ese chico que sabía que tenia las palabras justas para cada chica. Era lindo, era simpático y lo más importante era que con él no existían esos silencios incómodos. Cada chica que aparecía lo primero que hacía era mirar a Juan Cruz. Todas se sentían bien cuando contaban que él les hablaba, casi era un trofeo el hecho de solo haber intercambiado un par de palabras, por mas superficial que era el tema. Josefina conoció a Juan Cruz por esas cosas de los amigos. Resulta que su mejor amiga conocía al primo de un amigo de él y por esas cosas de la vida, un sábado terminaron en una fiesta todos juntos. Para Juan Cruz era alguien nuevo por quién ir. Josefina sólo quería que esa fiesta terminará rápido. Ella no estaba pasando un buen momento aunque ella tampoco podía explicar porqué. Estaba haciendo las cosas por inercia. 
Juan Cruz se acerco a ella haciendo esa rutina que hacía cada vez que conocía a alguien. Ella lo miro de arriba a abajo, se río y no le contesto ni una sola de las preguntas. Eso a él lo descoloco, nunca antes había pasado por esa situación. En ella eso no fue un técnica de seducción, de verdad no quería saber nada con nadie. Se siguieron encontrando en más salidas que él minuciosamente empezó a organizar. Ella seguía inmutable a cada acercamiento de él. Insistió, se acercó y logró un beso. Y con eso él ya se sentía bien, muy bien en realidad. Estaba contento, estaba feliz, había logrado que ella le diera un beso. La volvió a llamar para salir, ahora ellos dos. Ella le dijo que no, después que no sabía hasta que accedió. Fueron a dar una vuelta al río, se sentaron en el pasto y dialogaron: 
- ¿Qué querés Juan Cruz? - Le pregunto ella con la voz firme. 
- Me gustaría estar con vos - Contesto como si en ese momento fuera un nene de 6 años. 
- Pero vos no sos de esos que quieren estar con alguien- Ella lo conocía bien. 
- No me preguntes el porqué pero eso es lo que quiero con vos. 
Después de ese dialogo y entre idas y vueltas, hoy ellos llevan dos años juntos. Ella es, como dicen sus amigas, la que lo cambio. Varias antes de ella lo habían intentado, varias tuvieron ese objetivo y ella sin ni siquiera pensarlo lo había logrado. El se sentía más libre que nunca, Josefina en su vida era esa persona que acompañaba cada paso que el daba, era alguien con quién sabía que podía contar en cualquier momento. Si había algo que Juan Cruz tenía muy claro era que en ningún momento quería perder a Josefina. 


Luz, como su nombre lo dice, iluminaba. Ella era espontanea, muchas veces eso fue un beneficio, otras fue un error que le costo remontar. Era volátil, ingeniosa eso a Nicolás lo asustaba, bueno, en realidad a él todo lo asustaba. Él todavía no encontraba su ser, todavía seguía explorando qué era ser. Se conocieron porque el destino así lo decía. A ella le gustaba escribir, él escucho que hacer un taller literario lo iba a ayudar a dejar de temer. Dio miles de vueltas hasta que lo hizo. La primera clase de ese taller fue su comienzo. Dos comienzos en uno.
Era una mesa enorme, había gente de todas las edades, todas menos la de él, al parecer a la juventud no eran cosas que le interesará hacer. La clase estaba por empezar, Nicolás se estaba arrepintiendo de haber empezado. Luz entro corriendo al curso pidiendo disculpas, busco un lugar, lo vio a él, lo vio joven, se sentó al lado de él. El profesor se presento, presento todo lo que podían hacer ahí, le gustaba hablar y sabía que era casi la única clase en donde lo iba a poder hacer, la aprovecho e incluso la termino antes. Todos empezaron a guardar sus cuadernos. Luz miro a Nicolás. Eran los únicos jóvenes. 
- Che...¿explico algo antes de qué llegara? - Pregunto Luz.
- Ehm..no...nada...la clase empezó cuando vos llegaste. 
- Ah ¡qué bueno! ¿Cómo te llamas? Yo me llamo Luz. 
- Ehm..Nicolás...bah, todos mis amigos me dicen Nico y si me llaman por mi nombre completo lo siento raro. 
- A mi si no me llamarán por mi nombre completo sería raro- Quiso hacer un chiste pero él no supo descifrar si era chiste o no, realmente Luz lo encandilaba. Ella siguió hablando- te llamas como mi libro favorito Y un día Nico se fue. Si, ya se- dijo adelantándose a cualquier cuestionamiento- no es un libro que se pueda considerar clásico ni va a pasar pero para mis los mejores libros son esos que los leemos y nos terminan dando una respuesta a eso que nos esta pasando, nos muestran que hay alguien más que paso por lo mismo, no me importa si un gran libro para vos sea Gente Toxica si ese libro te dio la respuesta que necesitabas...Ay! estoy hablando mucho, creo ¿no? 
Él solo quería que ella no dejara de hablar, supo que lo único que le importaba era escucharla y verla reírse mientras le contaba todo eso, supo que su risa lo iba a salvar más de una vez, que tenerla en su mente le generaba mucha satisfacción. 


Ezequiel tuvo una vida difícil pero más que una vida, unos padres difíciles, no podían aceptar que su camino no era el que ellos había pautado para él. No podían aceptar que él era bueno en otras cosas, que dibujar ya no era para él un hobby, que algo bueno estaba saliendo de él. Nada que saliera de los parámetros de lo que ellos consideraban como lo establecido él podía hacer. Ezequiel se cansó y se fue. Esa liberación produjo un retroceso en todo lo que había logrado hasta ahora, era el momento de tener que bancar las demás responsabilidades. Encontró un trabajo al cual no quería entrar pero era lo que había que hacer, como si por un momento sus padres tuviera razón con eso de lo establecido. Empezó a trabajar, se empezó a acomodar y hay algo sobre la vida que dice que si uno empieza a hacer bien lo que tiene que hacer también le llegan buenas cosas. A él le llego una buena persona: Julieta. Ella era todo lo contrario a él, ella no tenía muchas preocupaciones más que meter las materias para seguir lo que los padres había pautado para ella: Administración de Empresas, carrera que ella eligió porque la convencieron que era buena con los números y que gracias a ellos podía conseguir más de un trabajo interesante. La independencia económica era algo que ella le importaba, y mucho.
No había nada que los pudiera unir, sin embargo las casualidades o causalidades empezaron a actuar. Su mejor amiga, era la hija del jefe de Ezequiel, ella también trabajaba ahí. Julieta la fue a visitar, entre facultad y el trabajo de su amiga, cada vez se veían menos, pensó que era una buena oportunidad salir de la facultad para pasarla a buscar a almorzar. Su amiga estaba en la oficina con Ezequiel, hubo un problema con la liquidación de sueldo, ella era la encargada de Recursos Humanos. Julieta entro y se sorprendió al verlo a él, su amiga le dijo que se quedará que arreglaba algo y ya salían. Ella entró lo saludo a él con un saludo un poco incomodo y paso del otro lado del escritorio para darle un beso a su amiga mientras ella le preguntaba sobre su vida, casi como si Ezequiel no estuviera ahí, ella empezó a contarle que tenia una idea sobre un mural que tenia ganas de hacer en su cuarto. Justo ese tema saco, justo adelante de Ezequiel, justo ese tema se le ocurrió a Julieta sacar aunque había miles. Causalidad quiero llamarlo yo. Él no pensó mucho, quería hacer un mural, hace mucho que había dejado de dibujar además un ingreso extra no le vendría nada mal. Le comento sin ningún tipo de vergüenza a Julieta lo que él sabía hacer. Ella al principio dudo. Entre arreglos, diseños y algunas charlas que excedían lo laboral. Ese sábado Ezequiel fue a hacer el mural. Ya se tenían confianza y no había pasado más de un par de días. 
- Creo que podrías pintar de este color mejor- Le sugirió ella.  
- ¿Cuál? ¿Este?- Pregunto él y le pinto la nariz con pintura. 
Se corrieron por toda la habitación, ese pequeño ambiente pareció gigante en ese momento. No tardaron mucho en darse su primer beso. 
Hoy ellos dos llevan varios años juntos. Él supo que había más de una forma de poder hacer lo que quería y empezó a dar clases de dibujo, vender algunos cuadros y tener algunos murales por hacer. Ella supo que los números no eran algo para ella, decidió dejar de estudiar lo que produjo en su familia un gran revuelo. Sabía que lo suyo era escribir, empezó a escribir, empezó a leer mucho y semanalmente saca artículos en una revista cultural. Trabajan en conjunto entre los dibujos y la escritura. Decidieron irse de viaje sin día de vuelta, con ganas de conocer, creen que la mejor enseñanza viene de los viajes. Yo no creo que estén equivocados.